«Durante los 22 años que estoy al frente de un gran equipo de profesionales atendiendo a enfermos que se encuentran en el trayecto final de su vida he comprendido que la disciplina de los Cuidados Paliativos es la mejor oferta que le podemos hacer para dignificar su proceso de morir. Esto es lo que me han enseñado ellos, los enfermos:
-El paciente espera que se le tratemos como un ser humano hasta el momento de su muerte. Que no le contemplemos sólo como una estructura biológica, sino que además tengamos en cuenta su dimensión emocional, social y espiritual.
-Quiere que le permitamos expresar sus propios sentimientos y emociones sobre su forma de enfocar la muerte.
-Nos pide que le permitamos participar en la decisiones que incumban a sus cuidados.
-Solicita nuestra ayuda para que no le dejemos morir solo, abandonado por sus seres queridos ni por los profesionales.
-Desea que las preguntas que nos haga sobre su enfermedad y su pronóstico sean respondidas con sinceridad y que no le engañemos.
-Quiere también que respetemos su individualidad y que no le juzguemos por sus decisiones, aunque sean contrarias a quienes le atendemos.
-Le daría confianza que le cuidásemos personas solícitas, sensibles y entendidas, intentando comprender sus necesidades y que, además, seamos capaces de obtener satisfacción del hecho de ayudarle a afrontar su muerte.
-También consideraría que su proceso de morir sería digno si quien le cuidásemos lo haríamos como nos gustaría que nos cuidaran a nosotros cuando llegara nuestro momento.
-El enfermo desea que no precipitemos deliberadamente su muerte, pero que tampoco prolonguemos innecesariamente su agonía, sino que le ayudemos a no sufrir mientras llega su muerte.
-Y su último deseo suele ser que atendamos a sus seres queridos después de su muerte, para aliviar su pena.
Si cumplimos todo esto, estaremos trabajando por la dignidad de las personas al final de la vida.»